lunes, 6 de marzo de 2017

EL MESTIZAJE Y EL SINCRETISMO

EL MESTIZAJE Y EL SINCRETISMO
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EL MESTIZAJE
Desde 1492 han ocurrido sucesos que merecen nuestra total atención, ya que desde este año comenzó nuestro origen como raza, donde se han visto involucradas innumerables culturas y consigo muchas costumbres también.
De partida, debemos admitir y aceptar nuestro origen y nuestra sangre y, fundamentalmente, conocer nuestro pasado y a nosotros mismos.
El nacimiento de nuestra raza es el resultado de una mezcla entre españoles y mapuches y, también, una compleja combinación de ambas culturas. El chileno de hoy tiene tanta sangre mapuche como española y esto es claramente perceptible en nuestra lengua y en nuestros rasgos físicos.
Este trabajo tiene como principal objetivo explicar el inicio y el origen de muchas razas, entre las cuales se haya la nuestra.
Mestizaje es el término que hace referencia al cruce de europeos, africanos e indígenas realizado a partir de 1492 en la América hispana.
La sociedad colonial se caracterizó por ser muy jerarquizada; la clase social más alta, la aristocracia, estaba compuesta principalmente por blancos, es decir, peninsulares, criollos y mestizos, estos últimos sólo si eran reconocidos por sus padres. Los españoles eran un grupo reducido, ya que muchos regresaban a su patria. Los criollos, en cambio, eran los hijos de españoles nacidos en territorio chileno, que cada día fueron aumentando. Lo importante en la aristocracia era cuanto dinero tuviesen y no cuanta sangre indígena corriera por sus cuerpos. La clase media estaba formada principalmente por españoles pobres. La tercera clase estaba formada por mestizos, indios y artesanos, que no tenían capacidad de ascender.
La población mayoritaria en la época colonial era la mestiza, que vivía en el área rural. Al ser descendientes de blancos y aborígenes, esta población era muy inestable, pues no pertenecían a ningún lado, siendo despreciados por españoles y criollos, y no bien mirados por los nativos. Como dijimos anteriormente, el mestizo tuvo un espacio social indeterminado, pero aún así se estableció preferentemente en el sistema español. Sin embargo, todos los grupos sociales fueron permeables al mestizaje, por lo que la población del continente americano es hoy fundamentalmente mestiza.
Tradicionalmente, la unión con las mujeres indígenas fue utilizada por los conquistadores españoles como un sistema de dominio sobre la población.
En menos número estaban los esclavos negros. Debido al alto costo que significaba traerlos a Chile, por lo general se dedicaban a las labores domésticas y de confianza de sus patrones; formaban parte de la servidumbre de las casas.
Por otro lado, estaban los mulatos y los zambos. Los primeros eran hijos de blancos y negros, y los zambos eran hijos de negros y aborígenes. Este grupo era mucho más humillado que los mestizos. Incluso, si eran muy negros de piel los utilizaban como esclavos.
La unión del mestizo con el indio dio origen al denominado Cholo, y la unión del zambo con el indio dio origen al Chino.
En la colonia todos los grupos eran reconocibles, pero con el transcurso del tiempo la mezcla fue disminuyendo los rasgos diferenciadores, lo que derivó en un individuo que fundía todas las características en uno sólo.

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 SINCRETISMO
Desde los comienzos de la época de la Conquista, los sacerdotes venían dispuestos a evangelizar a los indígenas y convertirlos al cristianismo, con lo que se cumplía el fin espiritual de la colonización.
En un principio, los sacerdotes que se radicaron en Chile fueron capellanes de ejército, que incluso tuvieron que participar en combates más de alguna vez. Más tarde, se dedicaron a convertir a los aborígenes sometidos tras dichas guerras, y otros fueron misioneros en tierras de Arauco.
La institución religiosa tuvo un papel muy importante en la colonización americana, especialmente en Chile. Los Reyes Católicos y sus sucesores estuvieron obligados a promover la evangelización y constituyeron un Patronato Real sobre la Iglesia, por el cual se aseguraba la retribución (remuneración) del clero, la construcción de iglesias, catedrales, conventos y hospitales. El clero también percibía en muchos casos el tributo del indígena y disponía de haciendas trabajadas mediante encomendados, esclavos indígenas o asalariados.
El clero, en esta época, comenzó a aumentar considerablemente. Sólo en Santiago, a mediados del siglo XVII, existían 200 religiosos. Para la Corona era mucho más fácil “dar el pase a América” a las órdenes religiosas y no a muchos sacerdotes en forma individual.

Este trabajo, que ha cumplido el objetivo planteado al principio, merece ser finalizado con una breve, pero precisa conclusión.
De partida, debemos recordar que la finalidad del presente trabajo era dar una respuesta explicativa a la interrogante de nuestro origen como raza, cuya respuesta se encuentra, indudablemente, en nuestra historia, donde transcurrieron una serie de sucesos que nos aclaran el surgimiento de una cultura que fue “creada” a partir de una mezcla de otras tantas civilizaciones, las cuales traían consigo su propio pasado y evolución.
Desde un principio, los aborígenes de nuestra tierra chilena, se vieron afectados por la influencia que ejercieron los españoles durante la Colonia, los cuales introdujeron su cultura en la población mapuche, dando como resultado un proceso de fusión entre ambas razas y el nacimiento de un largo desarrollo que finaliza en una civilización mezclada.
Durante este largo proceso, llamado mestizaje, le creencia de los indígenas fue casi reemplazada por la religión, la que ocupó un lugar fundamental en nuestra educación y civilización.
El mestizaje (ya explicado en la investigación) dio lugar al sincretismo cultural, donde la lengua, las creencias, las costumbres y los conocimientos se combinan hasta lograr lo que sólo siglos pudieron hacer: el origen de una cultura mixta. Este aspecto se puede notar claramente en nuestro lenguaje cotidiano, ya que sin siquiera darnos cuenta utilizamos palabras de origen indígena que satisfacen nuestra necesidad de expresión y comunicación. Un hecho más claro todavía, son los significados de muchos pueblos, ciudades y lugares de Chile, pues con sólo hojear un mapa de nuestra patria se pueden observar innumerables nombres de indudable origen indígena.
¿Qué más se puede decir? El chileno de hoy en día tiene tanta sangre mapuche como española: aunque lo haya mencionado con anterioridad, es algo tan significativo y cierto que quedan demás las largas e inútiles explicaciones, porque después de ser leído este trabajo de investigación, queda totalmente demostrado este hecho.


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