El socialismo del
Siglo XXI es una nueva corriente ideológica, surgida
ante las necesidades sociales de la población en Latinoamérica, común en algunos
países. Presenta al igual que el socialismo
clásico, algunas características similares, solo
que ahora posee una democracia
participativa y según sus defensores, se adapta a la
realidad de cada país, no posee dogmas ni principios, es
una nueva propuesta, ante la imposición imperial de
Estados
Unidos. En sus enfoques, existen variaciones significativas,
definición y conceptos son muy tenues; eso convierte al
tema en permanente discusión, con objeto de solucionar el
antiguo y fracasado sistema
capitalista.
Sin embargo, no posee nada de nuevo, a pesar de las
apreciaciones de los jefes de estado o de
los pensadores como Dieterich, los fundamentos son los mismos
propuestos por Marx y Lenin. La
lucha de clases se encuentra presente como elemento necesario,
para liberar a la clase
proletaria. En esencia este nuevo planteamiento, contiene serios
vacios en su conceptualización. Se construirá un
nuevo socialismo se proclama permanentemente. La pregunta
sería ¿en dónde reside la novedad? Vistas
así las cosas, desde los ángulos del socialismo
democrático y marxista, la proposición del
socialismo del siglo XXI en Venezuela y en
Ecuador se
presenta como una tesis difusa,
confusa e ininteligible, salvo en algunas afirmaciones que por
conveniencia política asientan el
respeto de la
propiedad
privada aunque con fuerte regulación estatal, la
preservación de la democracia política con
importantes condicionantes y su diferenciación con las
experiencias socialistas del pasado.
Si de ello se tratase, entonces ese socialismo del siglo XXI
tiene al menos cien años de desfase por cuanto el mismo
sería una versión incompleta, deformada y
desmejorada de la propuesta primera de Bernstein, anteriormente
comentada. No hay algo nuevo que merezca destacarse. Bernstein
elaboró una propuesta similar a la del socialismo del
siglo XXI.
Es verdad que el presidente habla públicamente del Socialismo del siglo XXI en el Ecuador, pero es también criticado por los mismos sostenedores del Socialismo del siglo XXI, ya que no optado por la via radical de Venezuela, es más Correa es un socialdemocrata en todo sentido.23 oct. 2013
SocSocialismo del siglo XXI,
aplicados en el Ecuador, en la presente coyuntura histórica, con el
liderazgo del Ec. Rafael Correa Delgado, Presidente Constitucional del
Ecuador. Los antecedentes, la democracia participativa, la economía
planificada de equivalencias, el desarrollo sustentable, la utopía, la
soberanía, y los bloques regionales de poder son aspectos que se
desentrañan en esta monografía, bajo la concepción del Socialismo del
siglo XXI.
Los diferentes autores reflexionan sobre el devenir de la integración
económica latinoamericana, poniendo el eje de la argumentación en la
búsqueda de soluciones a los problemas estructurales del desarrollo
económico y social en América Latina, en el marco de globalización
económica. Una de las características del estudio de la realidad
latinoamericana ha sido su gran heterogeneidad, no menos cierta en la
articulación de los procesos de integración. En este libro se analizan
realidades tan diversas como el desarrollo productivo en el MERCOSUR,
los retos de la Comunidad Andina de Naciones, las nuevas propuestas de
la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América o de la Unión
de Naciones Sudamericanas. Las aportaciones de los autores pretenden
contribuir a la revisión de los esquemas de integración, de forma que a
partir de la identificación de las limitaciones existentes se vayan
identificación nuevas áreas de cooperación intrarregional. El objetivo
final de esta estrategia de refortalecimiento de la integración regional
es la consolidación de los éxitos económicos y sociales registrados en
los últimos años en la región y contribuir a superar las brechas aún
existentes. Este libro recoge las principales aportaciones del "II
Congreso Internacional de Pobreza, Migración y Desarrollo", celebrado en
el 2010 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.
En la década de los 80 varios países latinoamericanos, México,
Argentina, Venezuela, Brasil y Perú, experimentaron una crisis de deuda
con características similares a la que hoy sufrimos en Europa. También
entonces, se llamó a la crisis económica resultante, la peor crisis
desde la Gran Depresión. De lo que aconteció entonces y de las
soluciones que se adoptaron se pueden extraer lecciones para la crisis
financiera actual.
La crisis de deuda de 1982 fue la más seria en la historia de América
Latina. Los ingresos se desplomaron; el crecimiento económico se
estancó; debido a la necesidad de reducir las importaciones, el
desempleo aumentó a niveles alarmantes y la inflación redujo el poder adquisitivo de las clases medias.3
En respuesta a la crisis, la mayoría de las naciones debieron abandonar sus modelos económicos de industrialización por sustitución de importaciones y adoptaron una estrategia de crecimiento orientada hacia las exportaciones, estrategia fomentada por el Fondo Monetario Internacional, aunque hubo excepciones como Chile o Costa Rica
que adoptaron estrategias reformistas. Un proceso masivo de fuga de
capitales, particularmente hacia Estados Unidos, produjo una mayor
depreciación de los tipos de cambio, aumentando el tipo de interés real
de la deuda. La tasa de crecimiento real del PIB (Producto Interno
Bruto) para la región fue de sólo 2,3% entre 1980 y 1985. Entre 1982 y
1985, América Latina pagó 108 mil millones de dólares.3
La crisis de la deuda es uno de los elementos que contribuyó al colapso de algunas dictaduras en la región, como la Dictadura militar en Brasil y el Proceso de Reorganización Nacional en Argentina.
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De ZonaEconomica.com:
Es
necesario subrayar, dentro de las principales características
económicas de América Latina luego de 1980, que la crisis que comenzó a
principios de esa década estableció un período particularmente complejo
en las economías de la región que requirió la aplicación de ajustes
macroeconómicos. La mayoría de los países latinoamericanos se vio
forzada a llevar a cabo dichos ajustes con el propósito de crear mayor
estabilidad macroeconómica, lo que a su vez permitiría una mejor
inserción en el mercado internacional y un crecimiento económico
sostenible. Los cambios del ajuste hicieron énfasis en la política
económica, en los compromisos de los gobiernos a mantener la continuidad
de los programas de reforma y al hecho de que muchos de los cambios en Fuente: Década de los 80: ajuste económico y crisis social (Zonaeconomica.com - Giovanni E. Reyes - Marzo Del 2007) - http://www.zonaeconomica.com/crisis-80
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principios de esa década estableció un período particularmente complejo
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macroeconómicos. La mayoría de los países latinoamericanos se vio
forzada a llevar a cabo dichos ajustes con el propósito de crear mayor
estabilidad macroeconómica, lo que a su vez permitiría una mejor
inserción en el mercado internacional y un crecimiento económico
sostenible. Los cambios del ajuste hicieron énfasis en la política
económica, en los compromisos de los gobiernos a mantener la continuidad
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principios de esa década estableció un período particularmente complejo
en las economías de la región que requirió la aplicación de ajustes
macroeconómicos. La mayoría de los países latinoamericanos se vio
forzada a llevar a cabo dichos ajustes con el propósito de crear mayor
estabilidad macroeconómica, lo que a su vez permitiría una mejor
inserción en el mercado internacional y un crecimiento económico
sostenible. Los cambios del ajuste hicieron énfasis en la política
económica, en los compromisos de los gobiernos a mantener la continuidad
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económicas de América Latina luego de 1980, que la crisis que comenzó a
principios de esa década estableció un período particularmente complejo
en las economías de la región que requirió la aplicación de ajustes
macroeconómicos. La mayoría de los países latinoamericanos se vio
forzada a llevar a cabo dichos ajustes con el propósito de crear mayor
estabilidad macroeconómica, lo que a su vez permitiría una mejor
inserción en el mercado internacional y un crecimiento económico
sostenible. Los cambios del ajuste hicieron énfasis en la política
económica, en los compromisos de los gobiernos a mantener la continuidad
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¿Cuál fue el camino que se siguió para salir de la crisis? Existe un
acuerdo generalizado que la crisis de deuda latinoamericana empieza a
cerrase con los acuerdos del Plan Brady en 1989. Es decir, se tardaron
siete años hasta que no se alcanzó el consenso internacional necesario
para adoptar las medidas adecuadas. Siete años es un período largo de
tiempo, muy superior al de otro tipo de crisis económicas. Durante estos
siete años, la comunidad económica internacional pasó de considerar el
problema como uno de liquidez a otro de solvencia. Cuando esto quedó
claro, el plan de propuestas se modificó para focalizar la atención en
conseguir la sostenibilidad financiera de los gobiernos de los países
Latinoamericanos afectados por la crisis de deuda. Recordemos que más
del 80% de la deuda contraída era deuda soberana. La consecución de ese
grado de sostenibilidad no se dio tanto por el lado de reducir
directamente la deuda sino más bien por el lado de incrementar el
denominador de la ecuación, el producto interior bruto. Aunque hubo
quitas importantes, el volumen total de deuda subió durante los años
posteriores a 1982 debido sobre todo a un repunte de los tipos de
interés (recordemos que gran parte de los créditos eran a tipo de
interés variable). En segundo lugar, se tardó varios años en conseguir
que los bancos internacionales (sobre todo norteamericanos) expuestos a
esos activos tóxicos (deuda soberana Latinoamericana) estuviese en
situación de poder afrontar quitas importantes.
Se preocuparon principalmente sobre la forma de financiar los gastos
de la monarquía. Su recomendación fue aumentar las exportaciones a
cambio de metales preciosos (oro y plata) y reducir las importaciones
(proteccionismo).
Siglos XVI, XVII y mediados del siglo XVIII.
Juan Bodino
Jean-Baptiste Colbert
Escuela Clásica
Analizan agregados económicos. El valor surge del coste de
producción para producir una mercancía. Proponen eliminar algunas
barreras al comercio internacional. Desregulación de la economía.
1776 - 1870
Adam Smith
Jean-Baptiste Say
David Ricardo
Thomas Malthus
John Stuart Mill
Escuela Marxista
Al igual que la escuela clásica, el valor de la mercancía surge del
trabajo, por esto muchos la consideran una corriente de la escuela
clásica, por su método. El capitalista obtiene una plusvalía al vender
la mercadería a un precio superior al costo de producirla. Predice el
fin del capitalismo por fuerzas intrínsecas al mismo.
Aproximadamente 1850 - actualidad
Karl Marx
Friedich Engels
Escuela Neoclásica
Se concentran en analizar el comportamiento de unidades económicas
individuales. El valor no surge del trabajo o del coste de producción,
sino de la utilidad que brinda y de su escasez relativa.
1850 - actualidad
Karl Menger
Alfred Marshall
Stanley Jevons
Leon Walras
Wilfredo Pareto
Eugen von Böhm-Bawerk
Friedrich von Wieser
Escuela Keynesiana
Se concentra en el estudio de agregados. La demanda agregada no
necesariamente es igual a la oferta agregada. Un aumento de la demanda
agregada es necesario para reducir el desempleo. El gobierno puede
aumentar la demanda agregada aumentando el gasto público. El gasto
público tiene un impacto mucho mayor en la demanda agregada, porque el
multiplicador keynesiano expande el mismo.
1930 - Actualidad
John Maynard Keynes
Escuela Monetarista
Enfatiza el rol del gobierno en su función de regulador de los
agregados monetarios. Una expansión del gasto público financiada con
emisión monetaria causará inflación, lo cual tendrá un efecto negativo
en el nivel de producción. Reducir la intervención del mercado en la
economía. Libertad de precios. El mercado, sin intervención del estado,
solucionará las crisis. El Banco Central debe ser independiente.
La emigración europea es la migración de europeos hacia otros continentes. Fue un movimiento especialmente intenso en la época colonial y durante las guerras y dictaduras europeas, debido a los aumentos demográficos de la población europea y a las crisis económicas, hambrunas o represión política en el continente. La inversión de estos factores en Europa ha cambiado el signo de la balanza migratoria, siendo Europa Occidental en la actualidad una región receptora de inmigrantes.
Algunos emigraron en busca de aventura, trabajo, es decir, expectativas de futuro. Varios emigrantes europeos se establecieron de manera definitiva en las nuevas tierras, crearon naciones nuevas y trasladaron la cultura y parte del acervo de Europa.
Durante la ola de inmigración europea al continente americano entre 1870 y 1930 los países que más europeos recibieron fueron Estados Unidos (27 millones), Argentina (más de 6 millones), Brasil (más de 4 millones), Canadá (4 millones), Cuba (610 000) y Uruguay (500 000).17
América española: 750 000 españoles y en menor número franco-italianos. Las principales zonas de recepción en esa época eran México y Perú. La tasa de retorno en todas las colonias era de cerca del 10 % de los llegados a lo que hay que sumarle un 10 % que solo viajaba para trabajar en la temporada de cosechas.21
Durante el siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX, Europa fue el escenario de una emigración masiva. Por falta de trabajo y por la miseria en que vivían,22 millones de habitantes de los países que hoy conforman la Unión Europea (UE) partieron a otros continentes, especialmente a América. Estas personas eran originarias en su mayoría de Alemania, Irlanda, Reino Unido, Polonia, Italia, Croacia, España y Portugal.
El perfil del emigrante durante los siglos XIX y XX era el del campesino u obrero, pero en años recientes se van de Europa especialmente jóvenes profesionales. Entre 1993 a 2006 se registraron más de 300 000 emigraciones en Alemania. De estas, 160 000 tuvieron lugar entre 2004 y 2006 representando un aumento de un 60 % en comparación con las cifras de 1990. Esta información se basa en los datos de aquellas personas que se registraron oficialmente como emigradas, por lo que varios expertos suponen que el número real de emigrantes alemanes es de unos 250 000 por año.23
Estados Unidos ha sido el destino mayoritario de los inmigrantes europeos. Así, entre 1815 y 1860 llegaron 5 millones de personas originarias de Europa a ese país, y entre 1860 y 1920 otros 27 millones ingresaron.24 Entre 1840 y 1920 inmigraron 6 millones de alemanes, 4,75 millones de irlandeses, 4,5 millones de italianos, 4,2 millones de ingleses, galeses y escoceses, 4,2 millones del Imperio Austrohúngaro, 2,3 millones desde Escandinavia y 2,3 millones del Imperio Ruso (particularmente lituanos católicos, polacos y judíos).25 Entre 1855 y 1890 llegaron 8 millones de europeos, entre 1905 y 1914 unos 9 millones.26 En 1907 ingresaron un millón doscientos mil inmigrantes, el mayor ingreso anual.24 Entre 1874 y 1888 llegaron 5 881 000 inmigrantes y entre 1904 y 1935 16 878 000.27 Cerca de 370 000 suecos, daneses y noruegos emigraron a Estados Unidos entre 1850 y 1875.28
Por otra parte, cerca de 10 millones de europeos ingresaron a Canadá, pero por las condiciones climáticas y económicas unos 5 millones de personas fueron a Estados Unidos.24
Los europeos generaron un número importante de emigrados hacia América Latina, en especial los países de Argentina, Brasil, Uruguay, Cuba, México y Venezuela que albergan un número considerable de hijos y nietos de estos europeos. Las formas y costumbres ibéricas aun hoy se comparten en esos países.30
En Argentina, unos 6,5 millones de personas, mayoría italianos y españoles (2 millones hasta 1900), cerca de 4 millones terminó por establecerse permanentemente.31 Cerca de 3,2 millones entre 1903 y 1914.32 Entre 1861 y 1870 ingresaron 76 mil inmigrantes, entre 1871 y 1880 85 mil y entre 1881 y 1890 unos 841 mil.33 De los inmigrantes que se establecen de forma permanente en el país 2 millones son italianos y 1 400 000 españoles, la mayoría de los inmigrantes se establecen en Buenos Aires, Rosario, las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, y La Pampa, y el litoral.34 Los años de mayor recepción fueron 1873 (48 000 inmigrantes), 1885 (175 000), 1889 (219 000), 1906 (253 000), 1912 (323 000).21
En Uruguay, hasta 1 000 000 europeos migraron al país35 pero solo el 60 % de se quedó.31 Los italianos fueron cerca de 350 000 aunque solo la mitad se quedó (20 000 entre 1830 y 1850, 25 000 en la década del 1850, 90 000 entre 1860 y 1880, 110 000 entre 1881 y 1914, y 15 000 desde el inicio de la Primera Guerra Mundial a 1920).[cita requerida]Entre 1946 y 1958 ingresan al Uruguay 37 043 españoles, aunque 9895 vuelven a su país.36
Otro gran receptor de inmigrantes ha sido Brasil, donde llegaron unos cinco millones de europeos entre 1860 y 1920,24 (un millón hasta 1900) cerca de 2-4 millones se establecen permanentemente.31
Por su parte, en Chile, durante el siglo XIX se produjeron inmigraciones de origen europeo donde destacaron en primer orden la alemana con 30 000 personas, principalmente traídos para la colonización alemana en el sur de Chile,37 la inmigración croata con 58 000 personas, que llegaron a su pico antes de la Primera Guerra Mundial y española.3839En segundo orden la inmigración francesa, con 25 000 colonos,40 llegando a ser 30.000 franco-chilenos a fines del siglo XIX41 . Le siguen la inmigración italiana42 e inglesa con 20 000,43 principalmente en ciudades costeras. Durante principios del siglo XX llegó una tercera oleada de españoles que huía de la Guerra Civil Española, principalmente catalanes pero también vascos franceses y españoles.44 Se estima que entre 1882 y 1932 llegaron 90.000 inmigrantes europeos a Chile. 45
La parte septentrional de América del Sur atrajo a Venezuela, entre 1874 y 1888, 26 000 europeos, y entre 1905 y 1930 ingresaron otros 300 000. En los años 1950s atrajó a 1 millón más.46 aunque solo una décima parte de forma permanente. Las principales comunidades de inmigrantes del Viejo Continente son la italiana, la española y la portuguesa. En la vecina Colombia, durante el siglo XIX se establecieron 15 000 españoles y en el siguiente otros 70 000 más. En el mismo periodo, ingresaron a Perú cerca de 150 000 inmigrantes europeos, de estos unos 80 000 mil se quedaron definitivamente.47 Los inmigrantes que llegaron incluyeron 12 000 alemanes,48 y 28 000 italianos.49 El número de franceses en Perú fue de 1654 en 1854, 1192 en 1875, 2266 en 1895 y 3800 en 1907.50
En América Central el fenómeno migratorio proveniente de Europa más destacado fue el de Costa Rica, que durante la última mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX acogió a más de 100 000 europeos, principalmente de España51 e Italia,52 Se estima que arribaron a Costa Rica cerca de 50 000 españoles e italianos,53 10 000 alemanes y 40 000 europeos de otras nacionalidades, especialmente de Francia, Polonia e Inglaterra.54 Para esa época la población costarricense no superaba las 60 000 personas, por lo que la entrada de los inmigrantes europeos contribuyó notoriamente al desarrollo del país55 , con la construcción de infraestructura o el establecimiento de importantes poblados como San Vito; fundado por italianos. Por otro lado, también se tiene certeza de la entrada masiva de alemanes a Guatemala, de ingleses a Nicaragua56 o de multitud de europeos que entraron a Panamá durante la construcción francesa del Canal.
La Región Caribe, Cuba acojió cerca de 750 000 europeos en el siglo XIX y 529 000 durante el siglo siguiente).57 En total unos 600 000 europeos se establecieron en Cuba.31En Puerto Rico hasta 1898 habían ingresado 10 mil españoles.58
Durante prácticamente dos centurias, toda la América Hispana estuvo dividida en dos grandes demarcaciones territoriales de dimensiones auténticamente subcontinentales: el virreinato de Nueva España (con capital en México) y el de Perú (con capital en Lima), creados respectivamente en los años 1535 y 1543. Y en el siglo XVIII, por razones esencialmente defensivas, la amplísima demarcación peruana experimentó dos grandes recortes territoriales al crearse el virreinato de Nueva Granada en 1739 (con capital en Santa Fe de Bogotá) y el del Río de la Plata en 1776 (con capital en Buenos Aires).
El virreinato de Nueva Granada comprendió no sólo los territorios de las actuales repúblicas de Colombia, Panamá y Ecuador, sino también gran parte del espacio venezolano, en clara prefiguración de lo que serían los límites de la futura Gran Colombia bolivariana (1821-1830). Y en cuanto al virreinato de Buenos Aires, dentro de sus límites se integrarían las provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán y el territorio de la audiencia de Charcas, agregándose además el corregimiento de Cuyo, que hasta entonces había dependido del gobernador de Chile y del obispado de Santiago. A partir de 1776 los Andes se convertirían en línea divisoria natural entre la nueva demarcación virreinal rioplatense y la antigua capitanía general de Chile.
Con la Emancipación, una vez independizadas las provincias indianas, se fue produciendo la progresiva fragmentación de estas cuatro grandes demarcaciones virreinales. La Gran Colombia, sobre los límites del antiguo virreinato de Nueva Granada, daría lugar al nacimiento de las repúblicas de Colombia, Ecuador, Venezuela y, ya más tardíamente, Panamá (1903). Del antiguo virreinato del Río de la Plata surgirían las repúblicas de Bolivia (antigua audiencia de Charcas), Argentina (antigua audiencia de Buenos Aires), Paraguay (sin audiencia, pero con obispado y gobernación) y, algo mas tardíamente, en 1828, también Uruguay.
Claramente se aprecia la importancia que los ámbitos territoriales de las audiencias tuvieron en la conformación de las nuevas repúblicas. A fines del siglo XVI, la mayor parte de las audiencias indianas ya habían sido fundadas: Santo Domingo (1511), México (1527), Panamá (1538), Lima (1543), Guatemala (1543), Guadalajara (1548), Santa Fe de Bogotá (1548), Charcas (1559), Quito (1563) y Chile (1563-1573). En el siglo XVII, aparte de confirmarse la existencia de la audiencia chilena en 1606, sólo se fundó la de Buenos Aires (1661-1672), mientras que en el XVIII se completó el cuadro con la refundación de la audiencia de Buenos Aires (1776) y, ya a fines de siglo, con la creación de las audiencias de Caracas (1786) y Cuzco (1787).
Salvo algunas excepciones, el mapa territorial de las antiguas audiencias viene a corresponderse con el de las fronteras de los nuevos países independientes. De hecho, todas las capitales que fueron sedes de las audiencias indianas, salvo la de Guadalajara y el Cuzco, fueron más tarde convertidas en capitales de sus respectivas y nacientes repúblicas. Los distritos de las audiencias marcaron más de lo que pensamos la articulación territorial del espacio administrativo indiano.
El territorio de la antigua audiencia mexicana de Guadalajara fue una excepción. Pero hubo intentos de segregación por parte del estado de Jalisco al declararse en 1824 y 1846 Estado Libre y Soberano. México llegó a ser en el siglo XIX un país suficientemente vertebrado como para evitar desmembraciones que hicieran peligrar (como ocurrió en Texas y pudo acontecer en Yucatán) su antigua unidad política y administrativa. Y otro tanto cabe decir de la definitiva inserción de la audiencia del Cuzco (la antigua capital imperial incaica) en el Perú independiente. Justo lo contrario fue lo que aconteció en dilatada franja centroamericana que se incluía en los límites de la capitanía general, arzobispado y audiencia de Guatemala, cuyo marco englobaba las gobernaciones de Guatemala, Chiapas, Soconusco, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. De haberse erigido una única gran intendencia para toda Centroamérica -como se hizo en el caso de Venezuela en 1776, convertida también en capitanía general en 1777 y en audiencia en 1786- se hubiera logrado un más alto grado de integración territorial y concentricidad institucional. Pero, al final, y en tres fases sucesivas (en los años 1785 y 1786), se fueron creando cinco provincias o intendencias en El Salvador, Chiapas, Guatemala, Comayagua y Nicaragua, incorporando esta última dentro de sus límites la antigua gobernación de Costa Rica. Se consolidaba así el proceso de fragmentación del espacio centroamericano.
Tras su breve integración en el Imperio mexicano de Agustín Iturbide (1822-1823) y con poco más de tres lustros de historia en común, finalmente las Provincias Unidas de Centroamérica terminaron desmembrándose en 1838 en cinco repúblicas independientes: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. La geografía administrativa impuesta por los gobernantes borbónicos terminó marcando decisivamente la configuración territorial de las nuevas y nacientes repúblicas.
Desde el mercantilismo, hasta las más recientes teorías del comercio internacional, el debate entre el librecambio vs. proteccionismo ha ocupado una posición central. La teoría del comercio internacional ha expuesto una y otra vez los beneficios que cada una de las dos facciones trae aparejado. Sin embargo, este debate teórico no es para nada estático, sino todo lo contrario. La historia económica mundial reciente ha demostrado que los países que han adoptado una de las dos opciones, o una combinación de ambas en diferentes periodos, han tenido resultados disímiles en su comportamiento comercial, y en consecuencia en el desarrollo de sectores productivos. La política comercial por sí sola no basta para lograr mantener una posición comercial determinada. El presente trabajo indaga en estas cuestiones e intenta aportar elementos para fortalecer el debate desde una perspectiva dinámica de la teoría del comercio internacional.
Tanto en geografía como en historia se utilizan habitualmente estos dos conceptos. Ambos tienen que ver con el comercio interior y la idea de aranceles (impuestos a los objetos extranjeros). El proteccionismo los utiliza mientras que el librecambismo los elimina.
Los dos sistemas económicos tienen sus ventajas e inconvenientes.
El proteccionismo protege a los productos nacionales (al poner aranceles a los exteriores, estos son más caros), protegiendo así el empleo del país.
Sin embargo, al eliminar la competencia real con el extranjero, las empresas nacionales no tendrán aliciente para innovar o bajar sus costes (y por ello sus precios). Esto genera productos peores y, a la larga, inflación (una subida de precios).
Por el contrario el librecambismo tiende a bajar los precios (hace competir a los productos interiores con los exteriores), aunque también sufrirán más las fábricas (y los puestos de trabajo) interiores. Los neoliberalistas suelen ser unos defensores a ultranza de ellos
Como veis no hay un sistema perfecto, y por lo general, ningún país es totalmente proteccionista o librecambista. España, por ejemplo, es librecambista con toda la Unión Europea y proteccionista con otros países.
Incluso es habitual que se sea proteccionista o librecambista según los productos. La Unión Europea es librecambista en lo industrial pero muy proteccionista en el tema agrario